"La misionera diocesana considera como su particular carisma y alma de su vida consagrada el Misterio Pascual de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, que en el Bautismo la ha llamado a participar en su sacerdocio real y profético, insertándola vitalmente en la misión salvífica de la Iglesia, para gloria de la Santísima Trinidad" (Art.8 Const)
La misionera diocesana se esfuerza por llevar esto a su vida diaria a través
- del don total de sí a Jesús, con una continua disponibilidad al servicio de todos
- con una visión serena de las realidades humanas creadas por Dios y a Él reconducidas como Señor de la historia y corazón del mundo
- haciendo de su vida el anuncio del Amor y de la Misericordia de Dios
- comprometiéndose a construir la unidad y comunión en la animación cristiana de las realidades humanas
- disponibles a responder con valentía a los signos de los tiempos
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